La biotecnología no es nueva, sus orígenes se
remontan a los albores de la historia de la humanidad. Nuestros ancestros
primitivos iniciaron, hace miles de años durante la Edad de Piedra, la práctica
de utilizar organismos vivos y sus productos.
La biotecnología es un término que se ha dado a
la evolución y
recientes avances de la ciencia de
la genética. Esta ciencia se
originó hacia finales del siglo XX con el trabajo de
Gregor Joham Mendel.
La historia realmente se inicia con las investigaciones de
Charles Darwin,
considerado como el padre de la biología moderna, que concluyó que las especies
no son fijas e inalterables, sino que son capaces de evolucionar a lo largo
del tiempo,
para producir nuevas especies.
La explicación de esta evolución, según sus
observaciones, se basaba en que los miembros de una determinada especie
presentaban grandes variaciones entre ellos, unos estaban mas acondicionados
al ambiente en
que se encontraban que otros, lo que significaba que los más aptos producirían
más descendencia que los menos aptos.
Este proceso es
conocido como selección natural,
y suponía la modificación de las características de la población,
de manera que los rasgos mas fuertes se mantendrían y propagarían, mientras que
los menos favorables se harían menos comunes y acabarían desapareciendo
El monje Gregor J. Mendel (1822-1884), trabajaba en
el jardín de su monasterio en Austria sin ser consciente de la importancia de
sus estudios. Mendel eligió como material de estudio una planta común, el
guisante (pisum sativum).
Esta planta es de fácil obtención y cultivo,
hemafrodita y por tanto con capacidad para autofecundarse, ofreciendo asimismo
la posibilidad de realizar fecundaciones cruzadas entre distintas variedades,
muy numerosas en el guisante y fácilmente distinguibles. En sus estudios, en
lugar de analizar la transmisión global de las características de la planta,
prestó atención a
un solo rasgo cada vez, permitiéndole seleccionar determinados aspectos de la
planta que presentaban alternativas claramente diferenciables, como por ejemplo
la forma de la semilla (rugosa/lisa) o su color (amarilla/verde).
En 1866 publicó los resultados de sus experiencias
llevadas a cabo durante 7 años en el jardín de su monasterio de los agustinos,
los cuales permitieron superar las antiguas concepciones sobre la herencia que
aún prevalecían en su época, según las cuales los caracteres se transmitían de
padres a hijos a través de una serie de fluidos relacionados con la sangre,
al mezclarse las sangres en la descendencia, los caracteres de los progenitores
se fusionaban y no podían volver a separarse.
Mendel expuso una nueva concepción de la herencia,
según la cual los caracteres no se heredan como tales, sino que solo se
transmitían los factores que los determinaban. Su estudio del comportamiento de
los factores hereditarios se realizaba, con total intuición, 50 años antes de
conocerse la naturaleza de
estos factores (posteriormente llamados genes).
A pesar de que describió el comportamiento esencial
de los genes, sus experimentos no
revelaron la naturaleza química de las unidades de la
herencia, hecho que ocurrió hacia la mitad del siglo XX e involucró muchos
trabajos de diferentes científicos de todo el mundo, durante varias décadas.
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